¿Qué haces allí, me preguntas? Imagina esto: estás en el corazón palpitante de Times Square, donde el ruido y las luces te envuelven como una manta eléctrica. Escuchas el zumbido constante de la gente, los cláxones lejanos, la música que escapa de alguna tienda. Luego, das un paso. Un solo paso hacia una puerta, y de repente, el caos se suaviza. El aire se vuelve un poco más fresco, el olor a pavimento caliente y gases de escape se disipa, dando paso a un aroma neutro, casi a limpio, con un ligero toque dulce, quizás de palomitas de maíz lejanas. Sientes el suelo firme bajo tus pies, y una calma relativa empieza a envolverte. Es como si el mundo exterior se difuminara, y te adentraras en un espacio donde la realidad se dobla un poco.
Una vez dentro, el primer impacto es visual, sí, pero también es una sensación curiosa, casi de extrañeza. Imagina que te encuentras cara a cara con alguien que conoces de la pantalla, pero en tres dimensiones, con cada arruga, cada mechón de pelo en su sitio. Sientes la tentación de estirar la mano, de tocar la tela de su ropa, aunque sabes que no debes. Escuchas el murmullo de otras personas, el *clic* constante de las cámaras, risas ahogadas y susurros de asombro. Es como si estuvieras en una fiesta muy exclusiva, y de repente, tus ídolos están ahí, a tu lado, inmóviles, esperando que tú des el primer paso para interactuar con ellos.
Para que la experiencia sea fluida, un consejo de amiga: compra tus entradas online con antelación. Te ahorras la cola de la taquilla y, a menudo, es más barato. Si puedes, ve a primera hora de la mañana, justo cuando abren, o a última de la tarde, una hora o dos antes de que cierren. Así evitas las aglomeraciones del mediodía y podrás moverte con más libertad. Calcula unas dos horas para recorrerlo todo tranquilamente, quizás un poco más si te detienes mucho a hacer fotos.
A medida que avanzas, caminas por pasillos que te transportan a diferentes mundos. Un momento estás en un escenario lleno de estrellas de la música, sintiendo la energía de un concierto. Luego, te adentras en un set de cine, donde el aire parece más denso, casi como si pudieras oler el atrezo viejo y el polvo de los focos. Sientes el suave roce de la gente que pasa a tu lado, escuchas el asombro en sus voces, y la emoción de ver a estas figuras tan realistas a centímetros de ti. Te encuentras con atletas, políticos, personajes históricos… es como si sus presencias llenaran el espacio, cada uno con su propia aura silenciosa.
La distribución es sencilla, es un recorrido lineal por varias plantas, así que no te perderás. El flujo suele ser bueno, aunque en horas punta puede haber pequeños cuellos de botella en las zonas más populares, como las de superhéroes o estrellas del pop. No hay prisa, así que tómate tu tiempo para cada foto. Las figuras están colocadas para que puedas posar con ellas fácilmente, y la iluminación es bastante buena para las fotos, aunque puede haber flashes de otras cámaras.
No todo es mirar y posar. Hay experiencias que te sacuden un poco. Imagina que te sientas en una sala de cine, pero tus sentidos se amplifican. Sientes el viento que te golpea la cara, la fina llovizna que te roza, el asiento que vibra bajo ti, mientras la historia se desarrolla a tu alrededor en 7D. Es una inmersión total que te saca de la pasividad. Luego, hay una sección donde puedes sentir la textura de la cera, ver los moldes, entender el meticuloso trabajo artesanal detrás de cada figura. Es un momento de quietud, de apreciar el detalle y la dedicación.
Para tu visita, asegúrate de llevar el móvil bien cargado, ¡vas a hacer muchas fotos! Una mochila pequeña es ideal para llevar tus cosas sin estorbarte. El lugar es totalmente accesible para sillas de ruedas y carritos de bebé, hay ascensores y rampas, lo que facilita mucho el movimiento por todas las plantas.
Al final, sales de nuevo a la vibrante Times Square, pero la sensación es diferente. El bullicio no te abruma tanto. Llevas contigo la extraña y divertida memoria de haber compartido espacio con celebridades y figuras históricas, de haberte reído, posado, y sentido por un rato la irrealidad de la cera. Las caras que viste se quedan un rato en tu mente, y el mundo real parece un poco más… normal.
Olya from the backstreets